domingo, 26 de octubre de 2008

Viendo "Persépolis"

La imaginación es una poderosa estrategia de sobrevivencia. Escribimos novelas, componemos canciones y filmamos películas, porque las creaciones que son producto de la imaginación nos dan la oportunidad de mostrar que las cosas pueden ser de otro modo. Como le ocurría a Scherezada en Las mil y una noches, esperamos que los cuentos que contamos nos permitan sobrevivir un día más. Si la realidad es gris y opresiva, la imaginación se convierte en tabla de salvación, en el último reducto de libertad que permanece a salvo del ominoso mundo exterior. No en vano el movimiento estudiantil francés de 1968 convirtió el reclamo de la imaginación al poder en su caballo de batalla. No es casual, tampoco, que la artista gráfica de origen iraní Marjane Satrapi haya decidido tomar revancha del pasado –integrado por episodios de violencia, discriminación y migración forzada– a través de Persépolis, la novela gráfica convertida posteriormente en película por ella misma, en codirección con Vincent Paronnaud. De cierta manera, lo que hace Marjane es reconstruir los colores y las texturas emocionales que ella asocia con su infancia y juventud –el olor a jazmín de la abuela, el juego del escondite en las calles de Teherán, los abrazos del tío idealista que se convierte en héroe personal–, para oponerlos a la grisura que para ella significó la sucesión de gobiernos teorcráticos en Irán a partir de la década de 1970.

Persépolis despliega en clave cinematográfica la riqueza del lenguaje de la novela gráfica –el noveno arte– y relata la experiencia de sentirse extranjero en el propio país al colocarse a las mujeres en una posición de inferioridad. Persépolis, además, traza la melancolía y desesperación que surge en quienes se ven obligados a abandonar sus territorios de origen y son forzados a adaptarse a estilos de vida que les son ajenos. Como consecuencia de la revolución de 1978, la república islámica se impuso en Irán, restringiéndose las libertades, convirtiéndose los pecados en delitos y obligándose a todas las mujeres a portar el velo. Por esta razón, los padres de Marjane decidieron enviarla a estudiar a Francia. En Teherán, Marjane fue la niña occidentalizada rebelde, mientras que en París, era la terrorista iraní. Si la incomunicación y la discriminación definieron la primera juventud de Marjane, ella opone la vitalidad de su sentido del humor y la ironía de su mirada para intentar hacernos sentir lo que significa ser extranjero en el propio país e intruso en el mundo exterior.

Desde mi punto de vista, Persépolis ha sido la mejor película estrenada en la cartelera comercial durante 2008. Cine de dibujos animados para niños y adultos, Persépolis es una obra demoledora en la forma de relatar la injusticia y miseria que generan la intolerancia y el fanatismo; pero también es un relato pleno de esperanza en relación con la capacidad de los seres humanos para soñar a colores una realidad que las más de las veces es gris y monocromática.

2 comentarios:

Alex Ronalds dijo...

Y tengo tantas ganas de escribir un post sobre el úlitmo libro que leí, pero bueno, de mientras jeje y mientras encuentro un tiempo, te mando un saludote:: ya no andes tan desaparecido.

Alex Ronalds dijo...

Y me pregunto... porqué paraste de escribir...