domingo, 20 de enero de 2008

Viendo las ensoñaciones de Milos Forman sobre las ensoñaciones de Francisco Goya

Todos los grandes directores filman, de alguna u otra manera, la misma película. Es una misma obsesión lo que siempre mueve a los cineastas a ensayar la historia que por fin capture esa constante personal. "Quien puede vivir sin filmar lo que le obsesiona, mejor que no filme", dijo alguna vez Arturo Ripstein. Por eso, para los propios creadores, sus películas siempre serán fallidas, pues éstas no logran conjurar esa obsesión que define el sentido de su trabajo artístico. Esto es evidente en el caso de Milos Forman, quien desde el comienzo de su carrera se ha propuesto escenificar el conflicto del individuo frente a las demandas de la sociedad. "Sólo un dios o un animal es autosuficiente; los seres humanos necesitamos de los demás para llevar una vida buena", sentenció Aristóteles. Pero, ¿qué sucede cuando es el conformismo o la doble moral de la comunidad lo que genera, en ciertos individuos con la capacidad de disentir de su tiempo, el deseo de alejarse de esa potencial zona de confort que es la sociedad? ¿Cómo se lleva una vida buena cuando ésta exige, desde la propia visión del mundo, un alejamiento de quienes exigen la uniformidad y el conformismo? Mozart fue un genio prematuro a quien las bondades cortesanas encumbraron y perdieron. Larry Flint exigía que la ley defendiera su derecho a expresar libremente sus ideas, aun y cuando éstas fueran profundamente misóginas. El Maqués de Sade expuso públicamente la personalidad del pequeño libertino que todos llevamos dentro. En "Goya's Ghosts", es el pintor español quien se enfrenta a los horrores de su siglo, al sueño de la razón que produce monstruos y no sabe cómo domarlos. La inquisición, los ideales revolucionarios pervertidos, la represión sexual son, precisamente, los fantasmas que acosan a Goya y le permiten agradecer la sordera que lo aquejó al final de su vida, misma que lo privó de tener que escuchar opiniones que de todos modos despreciaba...

1 comentario:

Arkturo dijo...

Somos seres con necesidades fustradas, creo que solos los que le venden el alma al diablo acojen algo que està inexplicable ante nuestra demasiada necesidad humana.

Yo con qué me obsesionaré?